Desde la visión clínica, el TDAH es un trastorno neurobiológico de origen primordialmente genético y neuroquímico que impacta en la atención, hiperactividad e impulsividad.
Desde la visión terapéutica, el TDAH afecta las principales funciones ejecutivas que nos permiten intencionalmente dirigir nuestra conducta y emoción al cumplimiento en tiempo y forma de nuestras metas.
Desde la visión del Coaching, el TDAH es una compleja condición que impacta de manera importante en todas las facultades del ser: atención, regulación emocional, hiperactividad, impulsividad, relaciones sociales, relaciones familiares, autoestima, logros escolares y/o laborales e incluso expectativa de vida… por lo cual NUNCA puede ser tomado a la ligera y demanda de padres, docentes, médicos y especialistas una profunda y científica formación y la modificación de todas nuestras prácticas parentales.
De un pronto diagnóstico, el tratamiento se orienta a que nuestros pequeños logren su autodeterminación y la gestión de su emoción, atención y conducta. ¿Se puede? SIN DUDA.
Todo inicia en el diagnóstico diferencial que NO ES UN PROCESO SENCILLO y por lo mismo tiene varias implicaciones.
UNO: debes encontrar un médico psiquiatra con mucha experiencia en diagnóstico de TDAH en niños.
DOS. Tu médico realizará una serie de pruebas y entrevistas que deben dotarle de toda la información e historia clínica para poder dar un veredicto exacto.
TRES: El diagnóstico de TDAH normalmente puede venir acompañado de distintas condiciones del neurodesarrollo que tienen coincidencias genéticas o medioambientales y por ello un tercer paso es reconocer las comorbilidades que también impactan conducta, emoción y atención.
NOTA: no hay UNA PRUEBA que pueda diagnosticar TDAH aunque hay muchas innovaciones interesantes.
UNO: del diagnóstico claro y certero se desenvuelve toda la propuesta de tratamiento que DEBE ser multimodal… es decir: de DISTINTOS MODOS que puedes ir incorporando según convenga al menor:
A. Tratamiento farmacológico.
B. Tratamiento terapéutico.
C. Coaching.
D. Adecuaciones medioambientales fundamentales (sueño. alimentación. Ejercicio y manejo del
estrés entre otros).
DOS: la meta de todo tratamiento es la autogestión. Que logren, al tiempo, gestionar emoción, pensamiento y conducta para que los orienten al cumplimiento de sus metas en tiempo y forma.
Al elegir el tratamiento MULTIMODAL pudiéramos pensar que todo está cubierto y médicos,
especialistas, docentes y mentores; tienen la tarea de lograr la meta que es la autogestión…
Nada más alejado de la realidad. El vértice y predictor número uno del éxito del tratamiento de
nuestros hijos es el VÍNCULO con sus padres… Se trata de amor, validación, aceptación profunda,
habilitarles, regalarles una mirada llena de posibilidad y NUNCA una de reproche o vergüenza…
porque es, al final de la historia; la mirada de los padres la que inevitable y
subconscientemente se cristaliza como una profecía de su futuro. De ahí que el gran trabajo de
los padres sea
1. DARLES UN DIAGNÓSTICO EXACTO Y PSICOEDUCACRNOS.
2. FOMENTAR EL VÍNCULO.
3.ENFOCARNOS EN SUS FORTALEZAS.
4. HABILITARLES. (formar grandes hábitos que les sostengan)
No existe una escuela perfecta, y mucho menos una que responda de forma ideal a las necesidades de un menor diagnosticado con TDAH.
En nuestros países, seguimos enfrentando una gran carencia de formación docente y de sistemas verdaderamente incluyentes. Por eso, será tarea nuestra —como madres, padres y cuidadores conscientes— convertirnos en activistas informados. Nos toca alzar la voz, abogar y formar puentes para que los docentes comprendan qué es y qué no es el TDAH, y cómo pueden convertirse en aliados poderosos en el desarrollo de nuestros hijos.
No es exclusivamente responsabilidad de las escuelas… pero sí es su oportunidad. Una oportunidad para evolucionar, para incluir, y para marcar una diferencia real en la vida de niños que no necesitan castigo, sino comprensión; no etiquetas, sino posibilidades.
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